Este cuento es muy entretenido. Hace tres semanas la administración decidió hacer algunas modificaciones en la carta de cocteles del bar, pues pensaron que era hora de agregar algunas nuevas recetas. Uno de los cocteles se llama “pa’ empezá”
Entrada la madrugada un cliente se acercó a mí y pidió un pa’ empezá, lo miré insegura de que estuviera pidiendo ese mix pero sin entrar en detalles lo preparé y le expliqué como debía tomarlo. Pasados sólo unos minutos, este mismo cliente pidió un segundo pa’ empezá, también lo prepararé, en el tercer mix ya no aguante la curiosidad y sonriente me acerqué al cliente y le pregunté si sabía que tomaba. El sujeto me miró y sonriente y dijo ¿por qué la pregunta a lo que contesté “ese shots es femenino (aunque claro es estaba en pleno uso de su libertad, y podía pedir lo que se le antojara) con una risotada me miró he hiso que le contara de historia de la mezcla y se sorprendió cuando le dije que el verdadero nombre del shots era “beso”. En ese momento supe que el nombre del cliente era Robert y desde ese momento, sábado a sábado, el siempre me dice “hola, pa’ empezá, dame un beso”
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